Conciencia

LOS ESTADOS DE CONCIENCIA
CAYPACHA; UCUPACHA; HANANPACHA

Introducción:

Desde el punto de vista fisiológico la expre-sión “Estados Alterados de la Conciencia (EAC)” implica un estado habitual, ordinario o aun “consensual”, a partir del cual ocurren divergencias cuantitativas y cualitativas ex-traordinarias de conciencia. Esas fluctuacio-nes podrán ser clasificadas como siendo de expansión o de retracción.

De acuerdo con la definición, tanto un estado de estrechamiento, represión o retracción, como un estado de elevación, expan-sión y elevación de la conciencia en una in-tensidad no habitual configuran lo que se viene a denominar de “estados alterados o modificados de conciencia”.

El “estado ordinario de conciencia” es dinámico y fluctúa diariamente desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo dentro de una franja media de posibilidades que si fuesen ponderables podrían ser igualadas en una curva de Gauss. Situaciones diarias como los sueños y las fases dichas hipnagógicas – la soño-lencia creativa y repleta de imágenes que precede al sueño que antecede al despertar – son de hecho fluctuaciones de la conciencia así como también lo son los estados subjetivos vivenciados en momentos silbantes.

Otras experiencias, por ser menos usuales, como los sueños considerados lucidos, o momentos de elevado voltaje en los cuales ocurren modificaciones significativas de la percepción y del estado fisiológico ya pueden ser consideradas “estados alterados de conciencia”. Otros estados como los de analgesia y entorpecimientos inducidos por medicamentos, sedativos, alcohol, cansancio físico excesivo, privación del sueño, pueden igualmente ser clasificados en esa categoría. Como se puede prever, no existe una delimitación precisa entre los diversos estados de conciencia, por ser esencialmente subjetivos.

Otra manera menos fisiológica de clasificar los estados de conciencia seria a partir de una posición más humanística, sociológica y hasta filosófica, envol-viendo criterios pertenecientes a la ética. Aquí el “estado ordinario de con-ciencia” sería el estado medial a partir del cual se dibuja el consenso de la civilización, el estado de donde emana el sentido político y económico general así como la cualidad de afectividad y respeto en relación a los otros seres; el “estado inferior de conciencia” como productor de realidades y experien-cias más egóicas y el “estado ampliado o superior de conciencia” como fuente de experiencias más altruistas, de una afectividad más amorosa e uni-versal, de perspectivas más tras personales.

La experiencia denominada “estado ordinario de conciencia” esta permitida, mantenida y estimulada, negociada a través de la vida social e interrela-ciones. Ese estado de conciencia es generado y también genera, en una interrelación bivalente, la vivencia actual de la humanidad, nuestra civilización. Una modificación positiva, correctiva – en el sentido de mejorar la acción humanas, nuestros desempeños y resultados generales – sólo podrá ocurrir y ser inducida dentro y a partir de un nivel expandido, ampliado, más abarcadora y ético e conciencia.

Está claro que un conocimiento más preciso de la fisiología, de la naturaleza y filosofía de ese “estado ordinario de conciencia”, y de los recursos necesa-rios para inducir alteraciones orientadas en el sentido de remediar y curar dis-torsiones parece ser fundamental; el conocimiento de los diversos estados de conciencia y de sus propiedades, el dominio de su inducción y el uso adecuado, y la enseñanza de esa tecnología, podrán con certeza generar una nueva fase en la historia y evolución humana.

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