Dios y el Universo

Desde nuestro punto de vista panteísta, la concepción trivial y antropocéntrica de Dios es apenas una metáfora culturalmente generalizada de la naturaleza universal, del cosmos. En las diversas religiones, los atributos de la deidad son, en último análisis, inspirado en las propiedades mismas del Universo.

Aquí el universo (con “u” minúsculo) y entendido como siendo la propia divinidad por poseer todo el poder – un absoluto e ilimitado poder creador – por ser infinito y eterno, trascendente, misterioso e omni-presente.

Dios, el propio Universo, es por lo tanto el conjunto de todo cuanto existe, o sea, es el explosivo y luminoso conjunto de los 30 billones de galaxias observables, con, cada una, por lo menos 100 billones de estrellas y todo aún por ser revelado, incluyendo todo el tiempo y espacio, toda la materia / energía existiendo en sus diferentes fases y estados. Nada existentes, después y fuera del universo y de él somos inseparables. El Universo existe, en su plenitud, sujeto y objeto de si mismo, más allá de los comienzos y de los fines; ilimitado e innato, por nada y por nadie determinado; él apenas existe, sin autorización, sin mandato, sin necesidad, propósito u objetivo.

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