Conciencia Ucupacha

LOS ESTADOS DE LA CONCIENCIA
EL ESTADO INFERIOR DE CONCIENCIA (UCUPACHA)

Depresión y ansiedad

El fracaso histórico en reconocer nuestra unidad e inseparabilidad de materia / energía – la esencia universal – y del mundo en manifestación; de aceptar nuestra relación antológica con todas las cosas y seres y de vivir en función de esa unicidad; de percibir que nuestras creencias modelan nuestra realidad, de reconocer que la vida es de cierta forma un sueño o una pesadilla en construcción, nuestra incapacidad de ver que mucho de nuestro sufrimiento es auto impuesto; de entender la irrealidad del pasado el imaginario del futuro, de vivir el momento con más atención y placer; todo esto puede ser entendido como resultante de esa disociación de la conciencia generada por el cuadro antes descrito de “angustia existencial”.

Por consecuencia ese estado estimula la hiper-estabilización y pre-valencia de una determinada manera de ser; una conciencia mental y analítica, cuantitati-va, enfocada en los acontecimientos importantes, en el sentido de garantizar el progreso social, económico-financiero, el crecimiento e implemento del poder personal. Por otro lado, ese mismo proceso disminuye la capacidad de entrar en agrado y sentir, favorece el alejamiento de sentimiento, del “corazón”.

La descripción de ese estado existencial incompleto, destorcido, se asemeja con alguno de los estados emocionales y clínicos tan generalizados, reconocidos, diagnosticados y tratados con los medicamentos ansiolíticos y antidepresivos modernos.

Ese estado de “alineación existencial” implica el surgimiento de diversos síntomas, como: disminución de la vitalidad; estrechamiento de las perspectivas y capacidad de percepción; dificultades en ver soluciones; identificaciones persistente con aspectos restrictos de su propia experiencia; disminución del desempeño en el nivel de las diversas modalidades de inteligencia; falta general de concentración, memoria y atención; focalización egóica y auto centrada de las diversas pulsiones; disminución de capacidad de respuesta a los estímulos (una perdida marcada de la fluidez y espontaneidad, una ausencia de entusiasmo); sufrimientos diversos por problemas, si no creados, por lo menos amplificados por falta de flexibilidad y por hábitos mentales rígidos.

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