AYAHUASCA COMO OPCIÓN ESPIRITUAL:
Las plantas sagradas, como un remedio, pueden auxiliarnos a concienciar un sentido ampliado de la identidad, provenido el estimulo necesario para la superación del hábito de restringir nuestra conciencia del “yo” al mundo de las abstracciones o de los deseos egoicos y pueris.
Con certeza, una poción con Ayahuasca, (Así como la savia de otras plantas tra-dicionales y de uso ritual), es capaz de proporcionar el auxilio que precisamos para re-dirigir nuestro destino; orientar a la humanidad en dirección a la reali-zación del homosapiens verdadero: un ser ponderado, comprensivo, compasi-vo, tolerante, flexible e integrado.
El camino de los vegetalistas o ayahuesqueros, por ser más intenso que mu-chas otras disciplinas, puede parecer de alguna manera más fácil por propor-cionar un contacto más precoz y más intenso con el muminoso. Tal contacto pue-de inspirar compromiso y abrir las puertas para más fuerza y creatividad, más gracia, para superar los contenidos incómodos.
Ciertamente, con una inversión enorme de tiempo y esfuerzo, estas mismas experien-cias pueden ser obtenidas por los que domi-nan la ciencia de la meditación. Para investi-gadores cuya práctica espiritual debe ser integrada con la necesidad de trabajar y proveer su sustento, el uso adecuado, de esa tecnología milenar puede tornar el pro-ceso de la realización exequible. Para los que, imbuidos en esa nuestra “sociedad de competitividad y consumo”, encuentran el tiempo para meditar esas experiencias po-drán llegar a representar un salto cualitativo en sus practicas.
Pero, el Ayahuasca no es un camino para todos: sustancias psico-activas no son puentes o atajos, apenas vías más rápidas. La elección debe ser basada en el conocimiento amplio de los factores envueltos. Esclarecerse requiere la resolución de las materiales y conflictos inconscientes; aquellos que aspiran a esa realización precisan avaliar su disposición y coraje, decidir el compás y la inten-sidad con la cual desean encontrarse con esa psico-dinámica, esa “purgación” o purificación en el lenguaje de los adeptos del Ayahuasca.
El Ayahuasca revela que el conocimiento que tenemos del mundo, de la exis-tencia, es un estado o proceso psicosomático. La experiencia mística realiza la descripción científica de la relación ecológica de todos los seres, del campo quántico y unificado; esa experiencia implica despego y transformación, esto es el drenaje del concepto de “ego”.
Si nuestra intención es sincera, si tenemos coraje y generosidad lo suficiente, entonces vale la pena estudiar todas las técnicas útiles para la realización espi-ritual – el Ayahuasca, utilizado con la motivación adecuada, habilidad e integri-dad, puede contribuir mucho para el alivio del sufrimiento, dando acceso a la sabiduría y visión necesaria para la unión mística.